Triunfo histórico: SCJN condena discriminación contra mujeres trans en espacios públicos tras 10 años de lucha

Después de una década de lucha, la Suprema Corte falla a favor de mujeres trans discriminadas en centro comercial y establece precedente histórico contra la transfobia institucionalizada en México

Paula Pissaco 21-03-2025 / 11:00:36



En un país donde ser mujer trans significa enfrentar violencia sistemática y donde la esperanza de vida para esta población apenas supera los 35 años, cada victoria jurídica representa no solo un avance legal sino un acto de resistencia. La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) acaba de dar un paso fundamental al fallar a favor de Jessica Marjane Durán y reconocer la discriminación que sufrió junto a Alessa Flores —asesinada un año después en un transfeminicidio que sigue impune— cuando en 2015 les fue negado el acceso a los baños de mujeres en la plaza comercial Reforma 222.


La violencia cotidiana de negar la existencia

"Nos exhibieron públicamente, nos humillaron y nos trataron como si fuéramos criminales por el simple hecho de necesitar usar un baño", relata Jessica Marjane, quien ha dedicado diez años de su vida a litigar este caso. Aquel día de 2015, elementos de seguridad privada no solo les impidieron la entrada a los sanitarios femeninos, sino que les exigieron identificación para "comprobar su género" —un acto que refleja la violencia institucionalizada que despoja a las personas trans de la autonomía sobre sus propios cuerpos e identidades.

"Fueron perseguidas por elementos de seguridad con radios, criminalizándolas no sólo por ser trans, también por ser jóvenes, por su tonalidad de piel, por su perfilamiento racial, por su expresión de género, por no cumplir las supuestas expectativas al no estar vestidas ad hoc", detalló Lu Peláez, docente NB trans masculine en su columna para Animal Político.

El fallo de la SCJN no solo ordena una indemnización económica por daño moral, sino que por primera vez establece daños punitivos contra las empresas responsables, sentando un precedente crucial sobre la responsabilidad del sector privado en la garantía de derechos humanos.


Justicia tardía y con una ausencia irreparable

La resolución llega demasiado tarde para Alessa Flores, defensora de derechos trans y trabajadora sexual, quien fue brutalmente asesinada en 2016 en el Hotel Caleta de la Ciudad de México. Su transfeminicidio, como el 98% de los crímenes de odio contra personas trans en México, permanece impune.

"A los 24 años tuve que reconocer su cuerpo y hacerme a la idea que nunca la volvería a ver porque el odio le arrebató la vida. El asesino sigue en libertad y no hay avances por parte de la Fiscalía CDMX", denunció Jessica Marjane a través de sus redes sociales.


Un precedente que rompe barreras

El ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien presentó el proyecto aprobado por cuatro votos, destacó que el caso no se había atendido con la debida perspectiva de género, ignorando la violencia estructural que enfrentan las mujeres trans en todos los espacios públicos.

La resolución establece claramente que "impedir el acceso a un sanitario por identidad de género y dar un trato hostil a las mujeres trans, viola sus derechos a la igualdad, no discriminación e identidad de género". Con esta decisión, la SCJN reafirma la obligación de juzgar con perspectiva de género en casos de discriminación contra personas trans.

Este hecho histórico fue posible gracias al trabajo de la Red de Juventudes Trans y la organización feminista EQUIS Justicia para las Mujeres, quienes después de agotar las vías del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) diseñaron una estrategia legal antipunitiva.


La lucha continúa

Para activistas y organizaciones defensoras de derechos LGBTIQ+, esta sentencia representa un importante avance, aunque insuficiente mientras continúen los crímenes de odio y la impunidad. En México, donde ser mujer trans implica enfrentar barreras para acceder a educación, empleo, salud y justicia, el reconocimiento judicial de su derecho a existir en espacios públicos sin discriminación es apenas un primer paso.

La sentencia reconoce tres avances fundamentales: la dimensión colectiva de la discriminación, la importancia de la reparación económica para prevenir futuros actos discriminatorios, y la reafirmación de que la identidad y expresión de género no pueden ser motivo de exclusión en ningún espacio.

La victoria legal de Jessica Marjane honra también la memoria de Alessa Flores y de todas las mujeres trans que han perdido la vida por la violencia transfóbica que persiste en nuestra sociedad. Su lucha nos recuerda que el acceso a espacios tan básicos como un baño público es, para muchas personas, una batalla constante por el reconocimiento de su dignidad y humanidad.

Paula Pissaco