Tlaxcala sí existe… y ahora también el aborto legal
La Suprema Corte de Justicia de la Nación dio un paso clave para garantizar derechos reproductivos: por unanimidad, las ministras y ministros despenalizaron el aborto en Tlaxcala.
Hasta hoy, la legislación estatal exigía que mujeres y personas gestantes víctimas de violencia sexual pidieran autorización del Ministerio Público para acceder a una interrupción del embarazo en instituciones públicas. Un requisito que, en la práctica, revictimizaba y retrasaba la atención en situaciones de emergencia.
El proyecto, presentado por la ministra Yasmín Esquivel, señaló que estas reglas eran inconstitucionales porque desconocen algo fundamental: que la mayoría de las víctimas de violencia sexual no denuncian, no por falta de voluntad, sino por falta de credibilidad institucional, por miedo y por revictimización.
El ministro Giovanni Figueroa lo resumió con contundencia:
“En México, el 98.6% de los delitos sexuales no se denuncian. Las mujeres no denuncian porque las autoridades no les creen y son revictimizadas”. En ese contexto, exigir un papel firmado por el Ministerio Público era mucho más que un trámite: era una barrera que violaba derechos y ponía vidas en riesgo.
Por ello, la Corte no solo invalidó esa exigencia, sino que también tiró los artículos del Código Penal que castigaban de manera absoluta el aborto, reconociendo que criminalizar nunca ha evitado que las mujeres aborten; solo las orilla a hacerlo en la clandestinidad.
“No dejemos pasar la oportunidad de defender el derecho de las mujeres y personas gestantes a interrumpir el embarazo de manera libre, segura y gratuita. Al hacerlo, salvamos vidas”, señaló Figueroa.
El fallo concluye que la legislación tlaxcalteca violentaba la autonomía, libertad, salud y capacidad de decisión, especialmente en el caso de Niñas y Adolescentes, para quienes pedir autorización previa significa retrasar atención urgente y aumentar riesgos médicos y emocionales.
Con esta decisión, la Corte envía un mensaje claro: la justicia debe eliminar obstáculos, no reproducir violencias.
Y en Tlaxcala, un estado donde las mujeres han exigido por años condiciones mínimas de acceso a salud reproductiva, la despenalización marca un antes y un después.
