Serbia en crisis: el Parlamento como campo de batalla política

En un escenario caótico, diputados opositores lanzan granadas de humo en el Parlamento mientras una crisis política se desata en las calles, con el régimen de Vučić bajo una fuerte presión popular.

Mafer Alarcón 06-03-2025 / 10:37:36


La explosión de ira en el Parlamento serbio


Este martes, el Parlamento serbio fue escenario de una de las protestas más violentas contra el gobierno de Aleksandar Vučić. El caos se desató cuando diputados opositores, en solidaridad con los estudiantes en las calles, arrojaron granadas de humo y gas lacrimógeno en un intento por desafiar al régimen, dejando a varios miembros del gobierno heridos, entre ellos a una mujer embarazada. La crisis alcanzó su punto máximo cuando una diputada sufrió un derrame cerebral, lo que aumentó aún más la tensión política.


La escena en el Parlamento reflejó la creciente frustración popular hacia un régimen que muchos consideran autoritario y desconectado de las necesidades del pueblo. Los diputados opositores desataron una protesta enérgica dentro del recinto, mientras fuera del edificio, estudiantes y ciudadanos guardaban un minuto de silencio por las víctimas del colapso de la estación de tren en Novi Sad, que había sido el detonante de las protestas. Este incidente, que cobró la vida de 15 personas, se convirtió en el símbolo de un sistema que muchos consideran corrupto.


Un conflicto con raíces profundas: el colapso de Novi Sad

El colapso de la estación de tren de Novi Sad no solo desató indignación, sino que puso al descubierto problemas estructurales en el gobierno serbio. El desastre, que muchos atribuyen a trabajos apresurados realizados por subcontratistas de mala calidad, fue interpretado por muchos serbios como un reflejo de la corrupción y la ineficiencia del gobierno de Vučić.


Este evento no fue un hecho aislado, sino que se sumó a un creciente malestar en la población, que ha estado luchando contra lo que consideran un gobierno autoritario. Las protestas estudiantiles, que inicialmente surgieron como un reclamo por justicia para las víctimas de la tragedia de Novi Sad, pronto se convirtieron en un movimiento más amplio que cuestiona la legitimidad del gobierno y exige reformas democráticas.

Para muchos, las promesas de Vučić de "renunciar a los malos" o de hacer ajustes en el gobierno no han sido suficientes. La decisión de destituir al primer ministro Miloš Vučević, anunciada como una medida de apaciguamiento, fue vista como una táctica de Vučić para desviar la atención del verdadero problema: la corrupción sistémica. Aunque algunos esperaban que la renuncia del primer ministro pudiera calmar las aguas, los manifestantes han dejado claro que no se conformarán con cambios superficiales.


La política de Vučić: manipulación interna y tensiones externas

La respuesta del gobierno de Vučić ante las protestas ha sido compleja, oscilando entre la represión y la conciliación. El presidente ha tratado de minimizar la protesta, acusando a los manifestantes de estar siendo manipulados por gobiernos extranjeros. Esta retórica nacionalista, que a menudo utiliza el recurso del enemigo externo para cohesionar a la población, ha exacerbado las tensiones internas y ha aumentado el descontento popular.


La polarización en Serbia no solo es política, sino también geopolítica. El acercamiento del país con Rusia, especialmente en términos de energía y seguridad, ha aislado aún más a Serbia de la Unión Europea. La respuesta de la UE a los problemas internos de Serbia ha sido ambigua, insistiendo en que el país debe implementar reformas democráticas si aspira a entrar en el bloque europeo. Sin embargo, las acciones de Vučić, que a menudo desafían las normas democráticas, están alejando cada vez más a Serbia de ese objetivo.


Internacionalmente, las protestas en Serbia no solo son vistas como un reflejo de la crisis interna del país, sino como una manifestación de la inestabilidad en los Balcanes. Este tipo de movimientos sociales en países como Serbia pueden tener repercusiones en toda la región, que sigue siendo un área de gran incertidumbre geopolítica, marcada por las tensiones entre Occidente y las potencias tradicionales de la región, como Rusia.


La resistencia popular y el futuro de Serbia

A pesar de la violencia y el caos dentro del Parlamento, la respuesta del pueblo serbio no ha sido la de rendirse. Los manifestantes han mantenido su presión sobre el gobierno, exigiendo no solo la renuncia de figuras clave del gobierno, sino también una revisión completa del sistema político y la lucha contra la corrupción. El futuro de Serbia dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno de Vučić para gestionar esta crisis de manera efectiva.


Si el presidente opta por mantener una postura autoritaria y continuar con su estrategia de dividir a la población, es probable que el país se adentre en un periodo aún más turbulento. Sin embargo, si el gobierno logra escuchar las demandas populares y emprende reformas genuinas, podría evitar que la situación se agrave aún más.


Lo cierto es que el clima de desconfianza y polarización que ha caracterizado a la política serbia en los últimos años no parece indicar que la paz social esté al alcance de la mano. La crisis en el Parlamento es solo un reflejo de la creciente fractura en la sociedad serbia, una fractura que podría extenderse mucho más allá de los límites del Parlamento, afectando tanto a la política interna como a la posición de Serbia en el contexto europeo e internacional.



Mafer Alarcón