
Primera mujer en la Subsecretaría de la OEA
La colombiana Laura Gil fue elegida como la primera mujer en ocupar el segundo cargo más alto en la OEA, rompiendo un techo de cristal en una institución históricamente dominada por hombres. Su llegada marca un hito político y simbólico para los liderazgos feministas en el sistema interamericano.
Después de 76 años de historia, la Organización de los Estados Americanos (OEA) eligió por primera vez a una mujer como subsecretaria general. La colombiana Laura Gil, diplomática de carrera, analista política y defensora de los derechos humanos, ocupará el segundo cargo más alto del organismo a partir del 17 de julio.
El nombramiento no solo representa un giro simbólico dentro de una institución históricamente dominada por hombres, sino también una oportunidad para abrir conversaciones sobre igualdad, liderazgo feminista y autonomía política en el seno del sistema interamericano.
Una mujer en el segundo cargo más importante
La votación se resolvió en segunda ronda: Gil recibió el respaldo de 19 de los 34 países miembros con derecho a voto, superando a sus dos competidoras, Ana María Sánchez (Perú) y Claudia Escobar (Guatemala). Desde el inicio, las tres finalistas fueron mujeres, un hecho inédito que refleja una presión creciente por transformar la representatividad dentro de los organismos multilaterales.
Gil es actualmente embajadora de Colombia en Austria y fue viceministra de Asuntos Multilaterales. Su elección como subsecretaria la coloca a un paso del liderazgo máximo de la OEA, ya que este cargo asume las funciones del secretario general en caso de ausencia.
“Nada por encima de los mandatos, nada por debajo”
En su discurso, pronunciado en español, inglés y francés, Gil dejó en claro que llega a la OEA como una figura independiente. “Más que nada les entrego a ustedes mi independencia”, afirmó. También prometió dejar “su piel de representante de Colombia” fuera del despacho: un gesto que subraya el desafío de actuar con autonomía en un espacio donde los intereses estatales suelen pesar más que las agendas de derechos humanos.
La diplomática trabajará de la mano del nuevo secretario general, el surinamés Albert Ramdin, quien reemplazará al uruguayo Luis Almagro. El actual secretario saliente destacó de Gil su capacidad de análisis crítico, algo que ha caracterizado su carrera como académica, periodista y negociadora en múltiples escenarios de crisis en América Latina.
Un techo de cristal menos
Aunque las reacciones oficiales destacaron palabras como “paridad”, “equidad” y “transformación”, este hito no puede entenderse solo como un logro personal. La llegada de una mujer a este nivel de liderazgo en la OEA marca un punto de inflexión en un organismo donde las decisiones de alto nivel han estado históricamente en manos de hombres, y donde los temas de género han sido relegados o instrumentalizados.
La subsecretaría general coordina áreas clave como lo político, lo económico y lo social, participa en decisiones estratégicas y lidera misiones diplomáticas. Desde este lugar, Laura Gil tiene el potencial de empujar temas urgentes, como la defensa de los derechos de las mujeres y personas LGBTIQ+, la garantía de procesos democráticos con enfoque de género y el fortalecimiento de las agendas interseccionales en la región.
Sin respaldo público de EE.UU., pero con mayoría regional
Estados Unidos evitó posicionarse públicamente por alguna de las tres candidatas. Su representante interino, Thomas Hastings, centró su discurso en la política migratoria y la seguridad fronteriza, sin hacer mención a la elección histórica ni al papel de las mujeres en la OEA.
Aun así, la elección de Gil deja en claro que los liderazgos feministas están llegando a lugares donde antes no se les permitía entrar. Desde adentro, y con mandato propio, la nueva subsecretaria general tiene ante sí la oportunidad —y la responsabilidad— de transformar uno de los espacios más cerrados del multilateralismo regional.