
Oscars 2025: ¿Narrar o lucrar con el sufrimiento?
Los premios de este año reflejaron la tensión entre la representación auténtica y la explotación del dolor ajeno. Mientras "Anora" y "Ainda Estou Aqui" fueron celebradas por su sensibilidad y profundidad, "Emilia Pérez" desató polémica por convertir tragedias reales en espectáculo.
Los Óscar 2025 dejaron un mensaje claro: el cine sigue siendo un espacio de representación y denuncia, pero también de tensiones y contradicciones. Mientras Anora y Ainda Estou Aqui fueron aclamadas por visibilizar realidades sociales con sensibilidad, Emilia Pérez desató controversia por su tratamiento superficial de temas profundamente dolorosos.
Mikey Madison, ganadora del Óscar a Mejor Actriz por Anora, usó su discurso para reconocer a una comunidad históricamente marginada: "Quiero volver a reconocer y honrar a la comunidad de trabajadoras sexuales. Seguiré apoyándolas y siendo una aliada. Las mujeres de esa comunidad que he tenido el privilegio de conocer han sido uno de los aspectos más destacados de toda esta increíble experiencia".
La película, dirigida por Sean Baker, narra la vida de Ani Mikheeva, una joven stripper de Brooklyn que se ve envuelta en el mundo de la élite rusa a través de su relación con el hijo de un oligarca. Con su característico estilo, Baker aborda el poder, la identidad y las dinámicas de clase sin caer en la explotación de sus personajes. A sus 25 años, Madison ha consolidado su lugar en Hollywood con una actuación que no solo es impactante en pantalla, sino que también resuena más allá del cine.
Por otro lado, Brasil celebró su primera victoria en la categoría de Mejor Película Internacional con Ainda Estou Aqui, de Walter Salles. El filme, protagonizado por Fernanda Torres, retrata la lucha de Eunice Paiva y su familia durante la dictadura militar, en una historia sobre memoria, justicia y resistencia.
"Emilia Pérez": Cuando la representación se vuelve espectáculo
A pesar de sus 13 nominaciones, Emilia Pérez de Jacques Audiard solo obtuvo dos premios: Mejor Actriz de Reparto para Zoe Saldaña—quien hizo historia como la primera actriz de origen dominicano en ganar un Óscar—y Mejor Canción Original. Pero más allá de los galardones, el debate en torno a la película pone en evidencia una vieja práctica de Hollywood: contar historias de otras realidades sin involucrar realmente a quienes las viven.
¿Era necesario abordar las desapariciones forzadas y el narcotráfico con una mirada que parece más preocupada por la estética de la violencia que por su impacto real? Emilia Pérez se vende como un filme que busca visibilizar problemáticas profundas, pero termina usando el dolor ajeno como telón de fondo. Además, la representación de personas trans cae en lugares comunes, tratándolas como un recurso narrativo más que como individuos con agencia propia.
La ausencia de voces mexicanas en los roles principales refuerza la sensación de apropiación. ¿Cómo puede una película ambientada en México, sobre tragedias mexicanas, excluir a quienes han vivido estas historias en carne propia? El resultado es una producción que, aunque bien ejecutada en lo técnico, se siente desconectada de la realidad que pretende retratar.
Hollywood y su doble moral: ¿Qué celebramos en los Óscar?
Las 13 nominaciones de Emilia Pérez reflejan la hipocresía de una industria que, por un lado, busca proyectar una imagen progresista, pero por otro, sigue perpetuando narrativas problemáticas. Si bien el triunfo de Anora y Ainda Estou Aqui demuestra que hay espacio para historias contadas con respeto y autenticidad, la Academia continúa validando películas que instrumentalizan el sufrimiento de comunidades marginalizadas para el consumo del público global.