“La princesa de papá”: el grupo que Facebook dejó crecer hasta que explotó en Nuevo León

La investigación se abrió a partir del grupo en Facebook, el caso está lejos de ser un simple “problema de redes”. La Fiscalía General de Justicia de Nuevo León, a través del titular Javier Flores Saldívar, confirmó que la red está siendo investigada bajo el delito de trata de personas.

Paula Pissaco 09-12-2025 / 17:51:54


La historia inicia como empiezan muchas cosas en internet: con una captura de pantalla que nadie quiere ver. Recientemente, colectivos feministas y madres de familia encendieron las alertas sobre un grupo de Facebook llamado “La princesa de papá”, un espacio “público” con más de 20 mil 600 miembros que compartían contenido sexualizado de niñas. El grupo funcionaba con total impunidad: fotos de menores, comentarios abiertamente pedófilos y hombres que, desde perfiles que parecían reales, describían “preferencias”, “recuerdos” y abusos.


Entre los usuarios aparecían perfiles de padres, docentes y hombres con cercanía a menores. El algoritmo, mientras tanto, hacía lo suyo: dejar que creciera. Las primeras denuncias públicas las impulsaron madres de familia y páginas feministas como We R Women on Fire, que empezaron a circular capturas del grupo. Lo que parecía “solo” otro espacio de violencia digital se convirtió en algo más: una radiografía incómoda de cómo operan la pedofilia y la pederastia desde la aparente “normalidad” familiar.


Nuevo León bajo la lupa


Aunque la investigación se abrió a partir del grupo en Facebook, el caso está lejos de ser un simple “problema de redes”. La Fiscalía General de Justicia de Nuevo León, a través del titular Javier Flores Saldívar, confirmó que la red está siendo investigada bajo el delito de trata de personas.


Según la información oficial, la mayoría de los integrantes del grupo serían de Centroamérica, pero también se identificó un número importante de usuarios que dicen vivir en Nuevo León. Es decir: no estamos hablando de un fenómeno lejano, ni solo de “gente enferma en internet”, sino de personas que se mueven en los mismos espacios cotidianos que las niñas y adolescentes del estado.


A esto se suma el papel de Fuerza Civil y la policía cibernética de Nuevo León, que —según las autoridades— mantienen vigilancia constante y están colaborando con Meta para:

  1. rastrear a quienes participaron en el grupo.
  2. asegurar evidencias, y
  3. bajar las páginas y contenidos que vulneran la privacidad de las menores.


Desde Coahuila, la Policía Cibernética también emitió un comunicado para decir que, aunque el grupo no se originó ahí, cualquier espacio digital que represente un riesgo para las familias coahuilenses entra en su radar. En resumen: el caso ya cruzó fronteras estatales, pero sigue teniendo a Nuevo León como uno de los focos rojos.


El problema no es solo un grupo, es la estructura


“La princesa de papá” no apareció en el vacío. Es parte de un patrón que se repite en distintas plataformas:

  1. En Italia, Meta eliminó el grupo “Mia Moglie” (Mi esposa), donde más de 30 mil hombres compartían fotos íntimas de sus parejas sin consentimiento.
  2. En Alemania, una investigación de ARD documentó chats de Telegram con 70 mil hombres intercambiando “tips” para drogar y violar mujeres.


Y mientras tanto, organizaciones feministas han señalado que Meta aplica sus reglas de forma desigual: es más rápido para bajar contenidos de activismo feminista que publicaciones misóginas, pedófilas o de violencia machista.

El caso de Nuevo León encaja ahí: un grupo pedófilo logra acumular más de 20 mil usuarios y permanecer activo hasta que las denuncias revientan en redes; recién entonces se suspende el grupo el 20 de noviembre y se elimina ocho días después. Demasiado tarde para quienes ya fueron expuestas.


¿Y qué pasa con los hombres que “animan” la violencia?


La presencia de figuras como Francisco Rangel Hurtado (Golden Clown / Sonido DJ Rhally) dentro del grupo activó todas las alarmas. No es lo mismo hablar de usuarios anónimos que de alguien que trabaja directamente con niñas y niños, en espacios supuestamente seguros como fiestas y eventos familiares.

Ese detalle abre otra conversación incómoda para Nuevo León:

  1. ¿Qué filtros existen para quienes trabajan con infancia?
  2. ¿Quién supervisa antecedentes o conductas de personas que tienen acceso continuo a niñas?
  3. ¿Cómo responden instituciones, escuelas, salones de eventos cuando un nombre aparece ligado a un grupo así?


Más allá de lo que determinen las investigaciones penales, lo cierto es que el caso expone la fragilidad de los mecanismos de protección en la vida offline: los mismos hombres que alimentan grupos pedófilos se presentan como “padres responsables”, “animadores”, “tíos buena onda”.


Cerrar grupos no basta: lo que falta (y lo que sí podemos hacer)


Bajar un grupo de Facebook no significa que el problema desaparezca. Generalmente, el contenido migra a otras plataformas, se reorganiza en nuevos canales o se vuelve más clandestino. Por eso, hablar solo de “limpiar Facebook” es insuficiente.


Se necesitan al menos tres niveles de respuesta:

  1. Justicia y persecución penal real
  2. Que las investigaciones por trata de personas y abuso sexual avancen y no se queden en el anuncio.
  3. Que se identifique y procese a agresores, no solo se elimine el grupo.
  4. Responsabilidad tecnológica
  5. Que Meta deje de aplicar sus normas a cuentagotas.
  6. Que los sistemas de detección automática prioricen contenidos de riesgo para niñas y adolescentes, no solo “proteger la marca”.
  7. Redes de cuidado y denuncia
  8. Dar información clara a familias, escuelas y comunidades sobre cómo detectar y denunciar violencia digital contra menores.
  9. Acompañar a quienes denuncian, para que no se queden solas ante un sistema lento y plataformas opacas.



Paula Pissaco
Comunicadora y periodista que cruza medios, política, género, sector social y movilización entre México y Argentina.