
La gobernadora Kathy Hochul y el presidente Donald Trump disputan la soberanía de NYC
El sistema de congestion pricing ha trascendido el ámbito del transporte público, convirtiéndose en un conflicto que pone en riesgo la autonomía de Nueva York frente a la interferencia del gobierno federal.
¿Qué es el congestion pricing?
El congestion pricing es un sistema que cobra a los conductores que ingresan a las zonas más congestionadas de Manhattan, con el objetivo de reducir el tráfico, mejorar el transporte público y financiar proyectos clave de infraestructura. Este programa comenzó en enero de 2025, imponiendo un peaje de 9 dólares a los vehículos que ingresen a las áreas al sur de la calle 60 en Manhattan, con tarifas menores en horarios no pico. A largo plazo, se espera que este sistema genere 15 mil millones de dólares, los cuales serán destinados a modernizar el metro de la ciudad y mejorar la accesibilidad en las estaciones, además de extender las líneas más importantes.
El choque con la administración Trump
Lo que parecía una solución para reducir el tráfico y financiar infraestructura se ha convertido en una cuestión política. El gobierno de Trump, a través de la administración de Transporte, anunció recientemente su intención de cancelar el acuerdo que permitía a la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) implementar este sistema de peajes. Según el secretario de Transporte, Sean Duffy, el programa de peajes representa un "golpe a la clase trabajadora y los pequeños empresarios", una postura que resonó en la base política de Trump, que suele oponerse a las políticas urbanas progresistas.
Esta decisión fue rechazada de inmediato por la gobernadora Hochul, quien acusó al presidente de actuar como un "monarca", interviniendo en los derechos de Nueva York para gestionar sus propios asuntos. En una conferencia de prensa, Hochul afirmó con contundencia: "Nueva York no ha estado bajo un rey en más de 250 años, y no vamos a empezar ahora". Esta frase, cargada de simbolismo, remite a las luchas históricas de la ciudad por su independencia y refleja la postura desafiante de Hochul frente a los intentos de la administración Trump de intervenir en los asuntos locales.
La postura del alcalde Eric Adams
Mientras la gobernadora Hochul se enfrenta al gobierno federal defendiendo la autonomía de Nueva York, el alcalde Eric Adams ha adoptado una postura más conciliadora con la administración Trump. Adams ha expresado su disposición a colaborar con el presidente en temas como la aplicación de políticas migratorias, lo que ha generado críticas entre algunos líderes demócratas de la ciudad. Esta alineación con Trump ha puesto a Adams en una posición delicada, especialmente considerando las recientes acusaciones de corrupción en su contra y la intervención de la administración Trump en su caso legal. En este contexto, la figura de Hochul cobra aún más relevancia, ya que se presenta como una voz firme en defensa de los intereses de Nueva York, contrastando con la postura más suave de Adams hacia el gobierno federal.
Un reclamo por empleo ante la crisis federal
Recientemente, la gobernadora Hochul también aprovechó el momento de crisis en el gobierno federal para lanzar una campaña de reclutamiento, dirigida a los empleados federales que están siendo recortados debido a las políticas de la administración Trump. Con un tono desafiante, Hochul invitó a los trabajadores federales a unirse al sector público en Nueva York, destacando que mientras en Washington los despidos abundan, en el estado de Nueva York, el mensaje es "Te contratamos". Este movimiento no solo subraya su postura de oposición al gobierno de Trump, sino que también posiciona a Hochul como una líder pragmática que, ante la adversidad, sabe cómo aprovechar las oportunidades para fortalecer el sector público local.
Impacto en la economía local y la infraestructura
El sistema de peaje tiene implicaciones directas para la economía de la ciudad. La MTA ha destacado que los fondos generados por el peaje se destinarán a proyectos clave, como la modernización de las señales del metro, la ampliación de estaciones para mejorar la accesibilidad y la extensión de líneas cruciales. Sin estos recursos, el futuro del transporte público en la ciudad podría verse seriamente comprometido, lo que podría repercutir negativamente en la calidad de vida de millones de neoyorquinos y en el funcionamiento de la economía local.
El conflicto también pone en evidencia la creciente brecha entre las grandes ciudades y el gobierno federal. Mientras que los líderes locales como Hochul defienden políticas que buscan la sostenibilidad y la mejora de la calidad de vida urbana, la administración de Trump insiste en una visión más centralista y, en muchos casos, conservadora respecto a las políticas públicas. Este choque de visiones tiene el potencial de redefinir la relación entre el gobierno federal y las ciudades en los próximos años.
La batalla legal y las implicaciones para el futuro de Nueva York
En respuesta a la orden de la administración Trump, la MTA presentó una demanda en los tribunales federales, argumentando que el gobierno no tiene autoridad para revocar el acuerdo. A pesar de los intentos de desmantelar el programa, Hochul se mantiene firme en su defensa de la medida, asegurando que Nueva York no cederá ante la interferencia externa. “No nos vamos a rendir”, aseguró la gobernadora, subrayando que el programa continuará hasta que se resuelva el litigio en los tribunales.
El congestion pricing ha demostrado ser una medida polarizante, pero también una de las más ambiciosas para mejorar la infraestructura de la ciudad. La pelea por el congestion pricing no es solo una cuestión de política urbana; es una lucha por la autonomía de Nueva York, que ha sido un símbolo de resistencia y progreso en Estados Unidos. Mientras los neoyorquinos enfrentan el desafío de un sistema de transporte público en constante necesidad de mejoras, la ciudad se enfrenta a una lucha más amplia por su derecho a autogestionarse. Este pleito es una señal clara de que, cuando se trata de decidir sobre su propio futuro, Nueva York no se dejará someter a ningún poder exterior.