
La gentrificación es el Neocolonialismo: así se vivió la primera marcha contra la gentrificación en la CDMX
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Este viernes 4 de julio, diversos contingentes, colectivos y frentes contra el despojo y el desplazamiento se reunieron en el Parque México desde las 3:30 de la tarde para realizar actividades culturales y sociales en protesta contra la gentrificación, fenómeno que ha convertido algunas zonas de la Ciudad de México en destinos turísticos de alto costo a costa del desplazamiento de gente originaria.
La lucha contra la gentrificación es una causa muy actual, ya que es el proceso mediante el cual inmobiliarias y residentes con alto poder adquisitivo se apropian de espacios populares desplazando a los comercios y gente local. ¿Pero esto nos afecta o hace que se vea más bonita la CMDX?
Las consecuencias de la gentrificación van desde el aumento de rentas y vivienda, que actualmente la CMDX ocupa el segundo lugar más caro para vivir de toda América Latina con un costo de 51 mil 785 pesos por metro cuadrado. Hasta la pérdida de la nuestra cultura reemplazada por cafeterías o negocios trasnacionales como Starbucks, o moda “asterik” y de consumo accesible para la clase alta.
La marcha comenzó con un tendedero de mensajes: “La gentrificación es el neocolonialismo”, “Vivienda para vivir, no para invertir”, “La gentrificación no es proceso, es despojo” y “Alto al colonialismo urbano”. Luego, diversos activistas y frentes, como el Frente por el Arraigo y la Inclusión Vecinal, participaron en el micrófono abierto, donde denunciaron a empresas como Airbnb e inmobiliarias que señalaron, como responsables del desplazamiento de personas originarias y de la sobreexplotación de recursos hídricos para la construcción de inmuebles destinados a transnacionales o plataformas de renta vacacional.
Durante la manifestación se observaron banderas y activistas de otras luchas, como la causa palestina, el Frente por las 40 Horas y la comunidad LGBTQ+ contra el capital. Algunos asistentes destacaron que las luchas sociales tienden a encontrarse, ya que todas buscan preservar la dignidad humana.
Se llevaron a cabo talleres de juego de pelota, más intervenciones en el micrófono abierto con discursos antigentrificación, y se propusieron acciones concretas desde la sociedad civil para contrarrestar este fenómeno.
Durante la protesta, se rechazó la presencia del influencer Luisito Comunica, quien intentó acercarse a la marcha, pero fue expulsado entre gritos e insultos. También fue expulsado el influencer Armando Saucedo, quien cubría el evento y fue agredido con pintura. Los manifestantes argumentaron que estas figuras públicas no comparten ni representan los valores de la lucha contra la gentrificación.
Más tarde, la marcha se desplazó por calles aledañas al Parque México y concluyó en el Ángel de la Independencia. En su paso por la colonia Escandón, algunos negocios fueron afectados por pintas y destrozos, lo que encendió el debate público. La mayoría de los medios de comunicación —incluidos algunos estadounidenses— intentaron desviar el foco de la manifestación, desvirtuando su objetivo y centrando la cobertura en imágenes de los daños materiales, cunado en realidad la protesta fue más allá.
Finalmente, esta primera manifestación contra la gentrificación en la CDMX desató una amplia discusión en medios y redes, evidenciando actitudes clasistas y racistas tanto en la cobertura mediática como en las reacciones sociales. No se trata de un caso aislado: en otras entidades como Oaxaca, e incluso en países como Argentina, también se han levantado voces contra este fenómeno urbano que encarece más la vida del sur global, desplaza a la población originaria, elimina negocios locales y consume recursos naturales, afectando la dignidad y calidad de vida de las comunidades.