Esther Ballestrino: la mentora del Papa Francisco

Entre las figuras que más influyeron en el Papa Francisco, Esther Ballestrino destacó con singular fuerza. Esta mujer excepcional sembró en el joven Jorge Bergoglio valores fundamentales que marcarían su trayectoria: el cultivo riguroso del trabajo, la meticulosidad como principio irrenunciable y, especialmente -en palabras del propio Pontífice-, "la capacidad a pensar la política” guiándose por la conciencia antes que por ideologías

Karla Doig 12-05-2025 / 14:02:47


Esther Ballestrino, -maestra y doctora en bioquímica, feminista, luchadora social de pensamiento marxista y fundadora de la asociación Madres de Plaza de Mayo-, vivió una vida marcada por su compromiso con la justicia. Perseguida por la dictadura de Morínigo en Paraguay, tuvo que huir a Argentina donde se casó, tuvo 3 hijas y conoció al Papa Francisco, dedicó sus días a la defensa de los derechos humanos y, en un acto de profunda solidaridad, arriesgó —y finalmente dio— su vida por los hijos de las madres de desaparecidos en Argentina.


La tragedia personal de Esther Ballestrino fue profunda: su yerno fue secuestrado y nunca apareció, mientras que su hija, embarazada de tres meses, sufrió secuestro, tortura y violación. Tras ser liberada, Esther tomó la decisión de enviar a sus 3 hijas a Brasil primero, y luego a Suecia, para garantizar su seguridad. Aunque sus hijas le suplicaron que las acompañara al exilio, ella se negó con firmeza: eligió permanecer junto a sus compañeras de las Madres de Plaza de Mayo, una decisión que finalmente le costaría la vida.

"No pararé hasta que aparezcan todos, porque todos los desaparecidos son hijos míos", fue su consigna. Participó activamente en las reuniones del movimiento y apoyó incondicionalmente a las familias de las víctimas, hasta que, en 1977, a los 59 años, fue secuestrada. Su cuerpo, arrojado al mar como los de sus compañeras, permaneció desaparecido hasta 2005, cuando sus restos fueron identificados. El Papa Francisco gestionó personalmente para que recibiera sepultura en la iglesia donde solía reunirse con sus compañeras, dando así dignidad final a su lucha.


El Papa Francisco reconoció en Esther Ballestrino a la figura que más influyó en su formación política. En su libro Esperanza, relata el inicio de su relación cuando ella fue su jefa en un laboratorio y él era estudiante de química. Ella lo corregía, enseñándole a trabajar con precisión. Además, compartía con él publicaciones como La Vanguardia —que distribuían los militantes socialistas— y el periódico comunista Nuestra Palabra, cuyos contenidos analizaban juntos en profundidad. El Pontífice destaca que estos debates intelectuales fueron decisivos para forjar su pensamiento crítico.


Como activista comprometida, Ballestrino no solo lo introdujo a lecturas clave, sino también su análisis sobre los acontecimientos más relevantes de la época. Un ejemplo fueron sus discusiones sobre el caso Rosenberg -aquella pareja condenada a muerte en Estados Unidos por filtrar documentos sobre el proyecto de la bomba atómica a la Unión Soviética-.

Es fundamental rescatar el legado de una de las mujeres que más influyó en la vida del Papa Francisco: una lucha marcada por la búsqueda de hijos desaparecidos y el sacrificio de su vida en un mundo donde las madres buscadoras mueren injustamente por perseguir la verdad. Su historia, sin embargo, también revela su valentía y fortaleza. Estas mismas convicciones yacen tras el líder más importante que ha tenido la Iglesia católica en tiempos modernos.


Las enseñanzas de Esther Ballestrino —su rigor intelectual, sus debates como marxista y su convicción de unir razón y corazón— quedaron grabadas en los fundamentos éticos del Papa Francisco. Su visión de la justicia social lleva la huella de aquellas conversaciones transformadoras.

Hoy, en un mundo donde la política se reduce a eslóganes y la polarización alimenta falsos dilemas, su legado adquiere nueva fuerza. Las redes sociales y los algoritmos ahogan el pensamiento crítico, reemplazando la curiosidad con consignas vacías. Frente a la dicotomía izquierda-derecha, Ballestrino —y su influencia en Bergoglio— nos recuerda que el verdadero diálogo busca puentes, incluso en el desacuerdo.


Su compromiso en tiempos de dictadura, arriesgando todo por solidaridad con su país, completa el perfil de esta extraordinaria mujer. Sin duda alguna, fue la gran mentora del más visionario líder que haya tenido la Iglesia Católica en el último siglo.