
Este 10 de mayo, la maternidad también se lucha; madres buscadoras exigirán verdad y justicia
Este Día de las Madres, las flores se marchitan ante la tenacidad de madres en lucha: buscadoras, criminalizadas, en duelo. Su amor, su batalla. Conozcamos su historia.
Madres buscadoras: el rostro de la resistencia
En México, más de 125,000 personas permanecen desaparecidas, según cifras oficiales. Detrás de cada una hay una madre que ha aprendido a rastrear, excavar y resistir frente al abandono y la incopetencia institucional. Las madres buscadoras caminan desiertos, cerros y basureros en busca de restos, pistas, verdad. Han hecho del dolor una herramienta de lucha.
El caso de Pamela Gallardo Volante, desaparecida en 2017 tras asistir a un festival en la Ciudad de México, es uno de tantos que evidencian la indiferencia de las autoridades. Su madre, María del Carmen, ha denunciado la negligencia de la Fiscalía y la Comisión de Búsqueda local, enfrentando siete años de omisiones. Igual que ella, Jackie Palmeros, madre de Jael Montserrat, desaparecida desde 2020, se ha convertido en investigadora y vocera, luchando contra un sistema que prioriza el archivo antes que la búsqueda.
A estos nombres se suma Herminia Valverde, madre de Mariela Vanessa Díaz Valverde, estudiante de Letras Hispánicas de la UNAM, desaparecida en 2018. Herminia falleció en mayo de 2023 sin encontrar a su hija, tras cinco años de lucha incansable. Fue una de las primeras en señalar públicamente las omisiones de la Fiscalía, y denunció una y otra vez que su búsqueda fue ralentizada por prejuicios, burocracia y desinterés.
Su partida dejó una lección imborrable: no debería ser normal que una madre muera sin saber qué pasó con su hija.
Estas y muchas otras mujeres, han asumido una labor que no les corresponde, pero que abrazan con amor y justicia. Su clamor no es una consigna vacía: “Les buscamos por que les amamos” Hasta encontrarles”.
Madres criminalizadas: presas por defender la vida
En México, defender derechos humanos puede costarte la libertad. Así lo demuestra el caso de Kenia Hernández, madre, defensora afromexicana e indígena amuzga, actualmente presa de manera injusta. Su encarcelamiento ha sido denunciado por organismos nacionales e internacionales como un ejemplo de criminalización del activismo.
Ella no es la única. Hay madres en prisión por luchar por la tierra, por oponerse a megaproyectos, por exigir justicia. Madres que viven su maternidad entre muros, mientras sus hijas e hijos crecen en ausencia. Defender la vida no debería ser motivo de encierro.
Madres de víctimas de feminicidio: justicia que no llega
México cerró el 2024 con 839 feminicidios registrados oficialmente. Detrás de cada cifra hay una historia de vida, una familia y una madre que espera justicia. Madres que han tenido que volverse investigadoras, abogadas y activistas para que el nombre de sus hijas no se borre, para que sus asesinatos no queden impunes.
El caso de Verónica Soto, estudiante de enfermería de la UNAM, asesinada en 2021 en un contexto de violencia feminicida, es una herida abierta. Su madre Andrea Soto, familiares y amigas han impulsado la campaña “Un título por Verónica Soto”, para honrar su trayectoria y exigir justicia ante la revictimización universitaria e institucional. Porque la violencia machista no solo mata, también silencia, posterga y omite.
Este 10 de mayo: marchamos por todas
La marcha del 10 de mayo en la Ciudad de México no es una celebración, es una acción de denuncia, memoria y exigencia. Se trata de visibilizar que no todas las madres pueden celebrar, y que muchas lo que necesitan es acompañamiento, justicia y políticas que pongan la vida en el centro.