
El ‘oscuro’ inicio de Elektra: la historia de cómo nació para evadir impuestos
Evadir impuestos es un delito, una práctica heredada para el millonario Ricardo Salinas Pliego, quien en los últimos 16 años ha evadido con éxito el pago de impuestos, astucia o virtud que aprendió de su padre, quien a su vez, heredó de su abuelo
La fortuna de Ricardo Salinas Pliego está construida en buena medida sobre los privilegios que históricamente le han otorgado los gobiernos de México, entre ellos el poder de evadir sus obligaciones fiscales.
Su padre de Salinas Pliego, Hugo Salinas Price, confiesa en su libro de memorias “Mis años con Elektra”, que esta empresa fue creada precisamente para no pagar las deudas por las cuotas del Seguro Social de los trabajadores de Radiotécnica, S.A., la compañía fabricante de radios que fundó Hugo Salinas Rocha, abuelo del concesionario de Televisión Azteca.
El libro, editado por Diana en 1999, transparenta la naturalidad con la que este clan ha considerado la evasión fiscal: Salinas Rocha, su padre, “se escabulló” de pagar los impuestos al gobierno y él lo vio tan normal como ahora lo ve Salinas Pliego.
Escribe Salinas Price: “En el verano de 1949, acompañaba a mi padre en su Buick nuevo de transmisión automática, una novedad entonces, cuando me dijo de pronto: ‘Voy a cambiarle el nombre a Radiotécnica. ¿Qué te parece Elektra, Elektra Mexicana?’ El tema no me interesaba demasiado. A los 17 años todavía estaba en la luna, de la cual tardé años en descender, y no del todo. Poco imaginaba cuánto iba a significar en mi vida ese nombre”.
Sigue Salinas Price su relato, en la que confiesa abiertamente la maniobra para no cumplir con sus obligaciones como patrón:
“A finales de octubre de 1950, Radiotécnica dejó de existir. Sin embargo, no hubo acta de defunción en forma, porque quedó una cola de adeudos al Seguro Social que nos causó dolores de cabeza durante años. En efecto, se escabulló Radiotécnica dejando sin pagar ciertos saldos a favor del Seguro y renació bajo una nueva identidad la flamante Elektra Mexicana, S. A., según la escritura pública del 20 de octubre de 1950”.
Salinas Price —quien cuenta que Elektra derivó de los negocios de Benjamín Salinas Westrup, bisabuelo de Salinas Pliego— se ufana de burlar la ley con Elektra, la de los “abonos chiquitos” que saquea a los pobres:
“Durante años destruíamos papeles con membretes de Radiotécnica, porque el Seguro Social nos cazaba como ‘patrón sustituto’ para cobrar adeudos con recargos. Siempre aparecían los malditos papeles. La obra de limpia finalmente concluyó, con el resultado de que hoy no queda rastro de aquella empresa que dio lugar a Elektra”.
Y sí, “ya no queda rastro” de la empresa deudora que antecedió a Elektra, pero gracias a Salinas Price queda clara la confesión de un crimen: La evasión de impuestos que su hijo, Ricardo Salinas Pliego, se empeña en seguir cometiendo.
Salinas Pliego, el heredero de negocios que comenzó su bisabuelo en el Porfiriato, es un personaje que le debe a México más de 74 mil millones de pesos en impuestos y su estrategia para no pagarlos es atemorizar a la autoridad con una campaña de manipulación y mentiras en sus medios de comunicación.