
El museo del Louvre cierra sus puertas tras huelga de personal; no pueden controlar las multitudes
Las obras están en peligro. Una huelga espontánea estalló este lunes cuando los vigilantes de sala, agentes de boletos y personal de seguridad se negaron a ocupar sus puestos en protesta por las multitudes incontrolables, la falta de personal y lo que un sindicato calificó como condiciones de trabajo “insostenibles”
El Louvre, el museo más visitado del mundo y símbolo global del arte y la cultura, permaneció cerrado este lunes, no por guerra ni terrorismo, sino por el colapso interno denunciado por su propio personal agotado que denuncia turismo masivo, lo cual pone las obras en un alto riesgo.
La imagen era impactante: la casa de las obras de Leonardo da Vinci y de miles de tesoros históricos, paralizada por quienes deberían recibir al mundo en sus salas.
Más que una protesta laboral, el cierre refleja una crisis mayor: el Louvre se ha convertido en emblema del sobreturismo global, un palacio desbordado por su propia fama, en un momento en que destinos como Venecia y la Acrópolis también buscan limitar multitudes.
La huelga espontánea estalló durante una reunión interna rutinaria, cuando los vigilantes de sala, agentes de boletos y personal de seguridad se negaron a ocupar sus puestos en protesta por las multitudes incontrolables, la falta crónica de personal y lo que un sindicato calificó como condiciones de trabajo “insostenibles”.
El cierre se produce apenas unos meses después de que el presidente Emmanuel Macron revelara un amplio plan de una década para rescatar al Louvre precisamente de los problemas que ahora están en auge: fugas de agua, peligrosas oscilaciones de temperatura, infraestructura obsoleta y un tráfico peatonal mucho mayor de lo que el museo puede soportar.
El plan de renovación de Macron, denominado "Nuevo Renacimiento del Louvre", promete una solución. La Mona Lisa finalmente tendrá su propia sala, accesible mediante una entrada con horario limitado. También se planea una nueva entrada cerca del río Sena para 2031 para aliviar la presión del saturado centro piramidal.
El Louvre recibió a 8.7 millones de visitantes el año pasado, más del doble de la capacidad de su infraestructura. Incluso con un límite diario de 30 mil visitantes, el personal afirma que la experiencia se ha convertido en una prueba de resistencia diaria, con escasas zonas de descanso, baños limitados y un calor veraniego amplificado por el efecto invernadero de la pirámide.
En un memorando filtrado, la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, advirtió que algunas partes del edificio ya no son estancas, que las fluctuaciones de temperatura ponen en peligro obras de arte invaluables y que incluso las necesidades básicas de los visitantes (comida, baños, señalización) están muy por debajo de los estándares internacionales. Describió la experiencia simplemente como una prueba física.