Del gol al abuso: La jugada más sucia de Omar Bravo

El máximo goleador de Chivas, el hombre de los 160 goles y las portadas deportivas, enfrenta prisión preventiva por abuso sexual infantil.

Paula Pissaco 08-10-2025 / 14:45:35


Omar Bravo, de 45 años, fue detenido el sábado 5 de octubre en Zapopan, Jalisco, acusado de abuso sexual agravado contra una menor de 17 años. Según la denuncia, los abusos comenzaron en 2019, cuando la víctima tenía 11 años y vivía con el exfutbolista.


La querella fue presentada el 30 de septiembre ante la Vicefiscalía de Atención a Mujeres, Niñas, Niños y Adolescentes. Una grabación presentada por la joven respalda su testimonio, y un juez ordenó su prisión preventiva hasta el 10 de octubre, cuando se definirá su vinculación a proceso.


No es la primera vez que el nombre de Bravo aparece vinculado a una menor de edad. Cuando tenía 22 años, mantuvo una relación con una adolescente de 15 años, que terminó embarazada. La hija nació en 2002, pero Bravo nunca se hizo cargo.


En aquel momento, los medios trataron el hecho como una anécdota amorosa, no como un caso de responsabilidad o abuso. Hoy, con una nueva denuncia sobre la mesa, esa historia adquiere un peso distinto: no era un rumor, era una advertencia ignorada.


Durante dos décadas, Bravo fue una de las figuras más queridas del fútbol mexicano. Con 160 goles, se convirtió en el máximo goleador histórico de Chivas y un símbolo nacional. Participó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, el Mundial de Alemania 2006 y varios torneos internacionales. Su carrera fue usada como ejemplo de esfuerzo y superación; hoy, es parte de una larga lista de deportistas señalados por violencia sexual.


La denuncia contra Bravo se conoció tras su detención, pero según la Fiscalía, los abusos se extendieron durante años. El caso generó una ola de comentarios en redes sociales: mientras algunos exigieron justicia, otros defendieron al jugador o cuestionaron a la víctima. En México, ser mujer, menor de edad y víctima sigue siendo una triple condena.


El fútbol mexicano no solo genera héroes: también fabrica impunidad. Los clubes callan, las marcas se deslindan y los medios eligen eufemismos antes que titulares incómodos.


Lo mismo ocurrió con Cuauhtémoc Blanco, Renato Ibarra o Joao Maleck: casos donde el talento, la fama o el poder pesó más que la responsabilidad. Esa cultura de negación perpetúa un mensaje claro: ser famoso sigue siendo una forma de inmunidad.


Mientras la industria defiende su imagen, las víctimas siguen esperando justicia fuera de cámara.


El proceso judicial definirá la situación de Bravo, pero el caso ya exhibe algo mayor: la persistente normalización del abuso sexual en figuras públicas. Y mientras los titulares se concentran en “la caída del ídolo”, la discusión urgente es otra: cómo construir un sistema que crea a las víctimas antes de que haya video, fama o escándalo.


Paula Pissaco
Comunicadora y periodista que cruza medios, política, género, sector social y movilización entre México y Argentina.