
Caso Fátima: FGJCDMX descarta bullying y desata controversia
Las investigaciones oficiales señalan que no hay pruebas de agresión y que la estudiante se encontraba sola durante el incidente ocurrido en una secundaria de Iztapalapa
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) informó que, hasta el momento, no hay indicios que comprueben que Fátima Zavala haya sido empujada por sus compañeros de secundaria el pasado 4 de febrero.
En aquella ocasión, la estudiante de 13 años sufrió una caída mientras se encontraba en la Escuela Secundaria Diurna número 236, ubicada en la alcaldía Iztapalapa. En un inicio se indicó que la menor había sido arrojada por un grupo de estudiantes, pero estos reportes fueron descartados por las autoridades capitalinas.
Mediante una tarjeta informativa, la Fiscalía de la CDMX indicó que, al momento del incidente, los alumnos se encontraban en sus respectivas aulas. Es decir, que la caída ocurrió durante el horario escolar y no en el receso. Con base en ello, se precisó que Fátima no fue empujada por otra persona, pues se presume que se encontraba sola.
"Al momento no se cuenta con indicio alguno de que la persona víctima menor de edad haya sido empujada por alguno de sus compañeros, ni de que estuviera acompañada de alguien cuando ocurrió el incidente", se informó.
Asimismo, las autoridades negaron que Fátima cayera desde un tercer nivel, ya que la secundaria sólo cuenta con dos plantas. Según los reportes, la caída pudo haber ocurrido desde una altura aproximada de un piso.
Respecto al estado de salud de Fátima, se indicó que la menor aún se encuentra hospitalizada, aunque su recuperación ha evolucionado de manera favorable. Cabe recordar que la caída le provocó fracturas en la cadera y pelvis, por lo que tuvo que recibir atención quirúrgica.
Antecedentes de bullying
Desde que ocurrió el incidente, el padre de Fátima, Juan Zavala, ha señalado que su hija sufría acoso escolar y bullying por un grupo de estudiantes. Esto debido a su gusto por el K-POP, la cultura coreana y el dibujo.
Además de las burlas en redes sociales, Fátima era molestada en la secundaria, donde presuntamente fue agredida físicamente. Los familiares de la menor acusaron que la escuela estaba al tanto de esta situación pero no tomaron cartas en el asunto, pues incluso se presentó una denuncia en diciembre del año pasado que fue recibida por el subdirector del plantel.
Pese a ello, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Mario Delgado, descartó que Fátima haya sido arrojada por otros estudiantes. "No hay información de que la hayan empujado", según indicó en una entrevista con Reporte Índigo el 17 de febrero.
"Hizo una denuncia el 13 de diciembre, la recibió el subdirector. Primero se hizo una reunión con los jóvenes, los maestros, para que dejaran de molestarla. Luego se atravesaron las vacaciones y en enero ya no regresó hasta la última semana. Ya no quería regresar", señaló Mario Delgado.
La controversia
La controversia entre la postura oficial de la FGJCDMX y las denuncias de la familia de Fátima evidencia la desconexión institucional frente a la crisis de violencia escolar en México. Mientras las autoridades descartan el bullying como factor en este caso, las estadísticas revelan una realidad alarmante: según Bullying Sin Fronteras, México ocupa el segundo lugar mundial en índices de acoso escolar, con 7 de cada 10 menores como víctimas. La ENADIS 2022 del INEGI confirmó que el 28% de adolescentes entre 12 y 17 años —más de tres millones— reportaron haber sufrido acoso en entornos educativos. A esto se suma que el 21% de la población mayor de 12 años experimentó ciberacoso en 2023, modalidad que complementa la violencia presencial. El caso Fátima, más allá de las versiones encontradas, refleja un patrón sistemático donde las denuncias previas —como la presentada ante el subdirector en diciembre— parecen diluirse en procesos burocráticos hasta que ocurre un incidente grave. Esta situación cuestiona el cumplimiento de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que garantiza una educación libre de violencia, revelando los desafíos pendientes del Estado mexicano para proteger efectivamente a estudiantes como Fátima.