Amazon y el CCP vs. La Casa Blanca

Pues nada, que ahora resulta que Amazon —sí, ese mismo que nos entrega desde lápices hasta refacciones de lavadora en menos tiempo del que tarda un político en decir “me sacaron de contexto”— está colaborando con China. ¿Cómo nos enteramos? Porque la Casa Blanca lo dijo, con esa seriedad institucional con la que anuncian que la inflación “es temporal” desde hace tres años. Todo esto justo después de que Amazon avisara que empezará a mostrar en tu carrito cuánto estás pagando de más por los aranceles. Sí, como si el ticket del súper no doliera ya lo suficiente.

Maximiliano Pineda Flores 02-05-2025 / 08:29:46

Pero vamos por partes: este nuevo gesto de “transparencia” de Amazon no cayó muy bien en Washington, donde al parecer, la transparencia es bien vista solo cuando aplica a países enemigos o a la vida privada de los demás. En respuesta, el gobierno salió a decir, casi como regaño velado, que Amazon tiene vínculos con China. Como si fuera un secreto que todo lo que compramos lleva una etiqueta de “Made in China” y un poquito de vigilancia del Partido Comunista.


Ahora bien, pongamos esto en contexto histórico, porque las ideas malas no nacen de la nada: renacen. Y esta en particular tiene un linaje. La última vez que Estados Unidos se puso creativo con los aranceles fue en 1930 con la famosa Smoot-Hawley Tariff Act, aquella joya legislativa que decidió subir los aranceles a más de 20,000 productos importados justo en medio de una recesión económica. ¿Resultado? Una guerra comercial global, represalias de socios comerciales, una caída brutal en el comercio internacional y, como cereza en el pastel, una Gran Depresión todavía más grande. Todo eso para “proteger” la industria estadounidense, que terminó protegida… de consumidores, de exportaciones y de crecimiento.


Comparado con eso, lo de hoy parece una versión moderna pero igual de torpe. En lugar de elevar tarifas para proteger empleos, ahora se elevan porque “China es un riesgo para la seguridad nacional”. Lo cual es curioso, porque al mismo tiempo, las mismas empresas que fabrican nuestros celulares y coches eléctricos están operando alegremente en Shenzhen, como si el enemigo fuera solo de lunes a viernes y con horario de oficina.


¿Y cuál es la diferencia clave? En 1930, la medida tenía una lógica equivocada pero clara: cerrar la economía para cuidar a la industria nacional. Hoy, la lógica es más bien un revoltijo entre diplomacia de TikTok, geopolítica de memes y ansiedad por las elecciones. No se busca proteger empleos: se busca ganar puntos con electores que creen que el verdadero enemigo es una freidora de aire china que llegó sin pagar IVA.


Así que cuando Amazon te diga que ese teclado cuesta 30 dólares, pero que otros 9.50 son por culpa de aranceles, no lo veas como un abuso. Velo como una clase de historia económica resumida. Porque hoy, igual que en 1930, los aranceles no arreglan el problema: lo reparten más caro.


Maximiliano Pineda Flores